LAS EMOCIONES Y EL APRENDIZAJE

Las emociones son fundamentales en el proceso de aprendizaje porque influyen directamente en cómo pensamos, recordamos y nos relacionamos con el conocimiento. Cuando una persona experimenta emociones positivas —como interés, curiosidad, seguridad o alegría— su cerebro se activa de manera más profunda, lo que facilita la atención, la memoria y la comprensión de los contenidos. Estas emociones abren la mente, permiten conectar ideas y favorecen que la información se guarde a largo plazo.

Por el contrario, emociones negativas como el miedo, la ansiedad, la frustración o la tristeza pueden bloquear el proceso de aprendizaje. Bajo estas emociones, el cerebro activa mecanismos de defensa que dificultan concentrarse, retener información o resolver problemas. En contextos escolares esto se refleja en estudiantes que evitan participar, se sienten incapaces o pierden la motivación.

Las emociones y el aprendizaje